Entrevista realizada por Nuria García
Tamar Novas se puede considerar uno de los actores más valorados por el cine español. Con tan sólo 22 años ya ha obtenido un Goya al mejor actor revelación por “Mar Adentro”, en 2004. Ese es el momento donde se da a conocer al cine español y posteriormente ha participado en diferentes series como “Siete Vidas” o “El Retrato”. Como buen gallego y afín a su tierra ha tenido un papel principal en la serie gallega “A vida por diante” o “Mesa para cinco”.En 2007 volvió al cine con “Mujer invisible” de Javi Camino y se ha dejado ver en la pequeña pantalla con “La señora”. Como colofón a su incipiente carrera artística, ha compartido cartel con “Penélope Cruz” o “Blanca Portillo” en “Los abrazos rotos”, dirigida por Pedro Almodóvar.
Un joven estudiante de bachillerato y de repente tiene un papel para trabajar con Alejandro Amenabar, recibe un premio Goya y ya lo clasifican como uno de los mejores actores españoles, ¿qué supuso eso en tu vida?
Pues sobre todo conocer qué era lo que más me interesaba. Como me vino un poco de rebote, bueno, fue un poco de suerte estar en la película con Amenábar, pues después de la película seguí con lo que creía que iba a hacer si no hubiese habido película que era ir a la Universidad y mantener los pies en el suelo y no emocionarme con algo que, en principio no estaba buscando. Pero al final he ido más por la interpretación que por la carrera, aunque la intento sacar igualmente.
Estudias Comunicación Audiovisual, una carrera ligada también al mundo del cine y, de hecho has cambiado tu lugar natal que era Santiago de Compostela y ahora estás en Madrid…
Sí, me he venido aquí a Madrid para terminar el último año de carrera y ahora compagino el trabajo, que es lo primero, con la escuela de teatro y luego con la facultad.
¿Y el hecho de vivir en Madrid te ha abierto muchas puertas?
Hay una realidad profesional y es que aquí hay mucho más trabajo, aunque esto es una selva y también hay mucha más gente. Yo decidí venirme aquí ya con representante, con la intención de ir a una escuela de teatro y también seguir con la carrera por si no saliera el trabajo saber que estoy haciendo otra cosa.

¿Qué te aporta el cine? ¿Cómo has vivido tu última película “Los abrazos rotos”?
Para mí el cine es como el arte, es revelador y en esta película y bueno, en el cine en general, se conoce un poco más de las personas. A mí me gustaría trabajar como actor en personajes y películas que me ayuden a conocerme un poco más a mí y a las personas que me rodean.
A pesar de lo joven que eres, puedes mirar atrás y ver toda tu trayectoria profesional, ¿cuál es el momento más agradable que recuerdes?
Pues la verdad no sabría decirte uno en especial. Mucha gente te dice que será ganar el Goya. Pero realmente, el Goya fue un regalo precioso, una experiencia magnífica pero si lo veo con perspectiva, lo que más me ha dado ha sido el trabajo, el trabajar con gente que lleva muchos años que, además, son tus ídolos y bueno, sobre todo formarte y crecer.
Y ahora vamos al lado contrario, ¿qué ha sido lo más amargo de tu carrera?
Pues lo más amargo dicen que viene de regalo, pues yo llevo un poco peor el hecho de no tener tanta privacidad. Que te reconozcan a mí me gusta porque es el hecho más palpable de que a la gente le gustas, le gusta lo que haces y le provoca algo tu trabajo. Pero el hecho de que ya se invada un poco tu intimidad a veces no lo llevo tan bien.
Por último, un consejo para los jóvenes que quieren lanzarse al mundo profesional…
Me da un poco de pudor dar un consejo, pero creo que equivocarse. Yo he aprendido más de las equivocaciones que de los “éxitos”, equivocarse y darse cuenta de las cosas es lo que más te ayuda a crecer y, sobre todo, ser coherente con uno mismo.
Un joven estudiante de bachillerato y de repente tiene un papel para trabajar con Alejandro Amenabar, recibe un premio Goya y ya lo clasifican como uno de los mejores actores españoles, ¿qué supuso eso en tu vida?
Pues sobre todo conocer qué era lo que más me interesaba. Como me vino un poco de rebote, bueno, fue un poco de suerte estar en la película con Amenábar, pues después de la película seguí con lo que creía que iba a hacer si no hubiese habido película que era ir a la Universidad y mantener los pies en el suelo y no emocionarme con algo que, en principio no estaba buscando. Pero al final he ido más por la interpretación que por la carrera, aunque la intento sacar igualmente.
Estudias Comunicación Audiovisual, una carrera ligada también al mundo del cine y, de hecho has cambiado tu lugar natal que era Santiago de Compostela y ahora estás en Madrid…
Sí, me he venido aquí a Madrid para terminar el último año de carrera y ahora compagino el trabajo, que es lo primero, con la escuela de teatro y luego con la facultad.
¿Y el hecho de vivir en Madrid te ha abierto muchas puertas?
Hay una realidad profesional y es que aquí hay mucho más trabajo, aunque esto es una selva y también hay mucha más gente. Yo decidí venirme aquí ya con representante, con la intención de ir a una escuela de teatro y también seguir con la carrera por si no saliera el trabajo saber que estoy haciendo otra cosa.

¿Qué te aporta el cine? ¿Cómo has vivido tu última película “Los abrazos rotos”?
Para mí el cine es como el arte, es revelador y en esta película y bueno, en el cine en general, se conoce un poco más de las personas. A mí me gustaría trabajar como actor en personajes y películas que me ayuden a conocerme un poco más a mí y a las personas que me rodean.
A pesar de lo joven que eres, puedes mirar atrás y ver toda tu trayectoria profesional, ¿cuál es el momento más agradable que recuerdes?
Pues la verdad no sabría decirte uno en especial. Mucha gente te dice que será ganar el Goya. Pero realmente, el Goya fue un regalo precioso, una experiencia magnífica pero si lo veo con perspectiva, lo que más me ha dado ha sido el trabajo, el trabajar con gente que lleva muchos años que, además, son tus ídolos y bueno, sobre todo formarte y crecer.
Y ahora vamos al lado contrario, ¿qué ha sido lo más amargo de tu carrera?
Pues lo más amargo dicen que viene de regalo, pues yo llevo un poco peor el hecho de no tener tanta privacidad. Que te reconozcan a mí me gusta porque es el hecho más palpable de que a la gente le gustas, le gusta lo que haces y le provoca algo tu trabajo. Pero el hecho de que ya se invada un poco tu intimidad a veces no lo llevo tan bien.
Por último, un consejo para los jóvenes que quieren lanzarse al mundo profesional…
Me da un poco de pudor dar un consejo, pero creo que equivocarse. Yo he aprendido más de las equivocaciones que de los “éxitos”, equivocarse y darse cuenta de las cosas es lo que más te ayuda a crecer y, sobre todo, ser coherente con uno mismo.
1 comentario:
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