Los productos con el sello del supermercado en el que compramos nos permiten un ahorro de más del 40% en nuestra compra. A simple vista son productos similares a los de una marca conocida pero con un aspecto más austero. Comenzaron siendo productos alimenticios, leche, pastas, arroz, legumbres y han seguido comercializando hasta llegar a productos de higiene personal o de limpieza. Debido a la crisis que actualmente vivimos, estos productos se han convertido en esenciales de nuestra despensa.
¿Qué finalidad tienen? La finalidad de este tipo de marcas es conseguir esa fidelización de los clientes y lo hacen con precios muchos más baratos y competitivos. El producto es el mismo del de las marcas líderes salvo en su aspecto y forma. Todo ello lleva consigo una serie de inconvenientes, y es que, en algunos casos, los controles de calidad pueden llegar a ser menos rigurosos, así que hay que andarse con ojo, aunque por lo general estas marcas llevan un doble control, tanto el de la empresa fabricante como el de la distribuidora.
Las marcas del distribuidor permiten ahorrar entre un 18% y un 42% sobre las llamadas primeras marcas, según un estudio realizado por profesores de la Universidad Complutense de Madrid.
Ubicación
Los propietarios de los comercios utilizan el tirón que tienen las marcas blancas en la decisión de los clientes a la hora de comprar un producto que lo que hacen ahora es jugar con su ubicación, todo eso sin que nos demos cuenta. Para fomentar su consumo podemos encontrarlas en numerosas cabeceras de los supermercados o junto a las marcas conocidas, para que así el propio consumidor compare el precio, por lo que todo queda a nuestra elección.
Podemos comprobar la procedencia del producto con tan sólo observar su etiqueta. De esta forma y si tiene un producto de marca blanca y el mismo de la marca conocida, podrá ver que ambos son los mismos y que proceden del mismo sitio. Tienen la misma elaboración y se diferencian en su aspecto visual, en la forma en la que va envasado y en que no se invierte en publicidad para venderlo. Estas son algunas de las formas en las que las empresas se ahorran dinero y, debido a ello, son más baratos los productos.